Lo tenemos delante y no lo vemos. Diariamente recibimos información de que ya es una necesidad cambiar el modelo alimentario actual y aprender a llevar un patrón alimentario más sostenible, pero seguimos sin hacer lo suficiente. Sé que los cambios no siempre son fáciles y lo mejor de todo es que no es necesario realizar un giro de 360 grados en tu patrón alimentario para aportar tu granito de arena. Pero si estás en ese momento en al que te falta un como de convicción e información para dar el paso, quiero contarte algunos de los efectos positivos de una alimentación más vegetal.
Según el último informe de Proveg, España es uno de los países del Mediterráneo con un mayor impacto medioambiental relacionado con la alimentación. Según este informe, en un solo año, el efecto del patrón alimentario actual por persona en España al planeta le cuesta: una huella hídrica de 1 millón de litro de agua, emisiones equivalentes a 1900kg de CO2 y 3400 m2 de terreno utilizado. ¿Impactante verdad? Por suerte (para todos), cada vez más personas optan por reducir el consumo de alimentos de origen animal y esta tendencia está creciendo.
«El Libro Blanco de la Nutrición en España remarca que la alimentación en nuestro país se caracteriza por la falta de cereales, vegetales y legumbres, así como por el consumo elevado de grasas animales, carnes procesadas y alimentos con altas cantidades de azúcar» Este patrón, a parte de poco sostenible, tampoco es nada saludable. Son muchos los que relacionan el consumo excesivos de alimentos procesados (entre los cuales se encuentran carnes y derivados procesados con hamburguesas y salchichas); en general ricos en grasas refinadas, azúcares y elevado contenido en sal; como uno de los factores que aumentan las tasas de aparición de las llamadas «enfermedades no transmisibles» y que causan miles de muertes al año.
Según el Informe de la Comisión EAT-Lancet, «un mayor consumo de ácidos grasos mono y poliinsaturados y de menos grasas saturadas podría prevenir entre 10,9 y 11,6 millones de muertes prematuras». Priorizando así un mayor consumo de vegetales, legumbres y grasas saludables a través de frutos secos (al natural o tostados) y semillas.
¿Conoces el gasto en agua que conlleva lo que comes? Otro de los efectos positivos de una alimentación más vegetal es la reducción del gasto de agua que conlleva. Y si no me crees, fíjate en la siguiente imagen obtenida del mismo informe de Proveg del que te hablo al inicio del post y analices, en función de tu alimentación actual, como mejoraría o no dicho gasto si redujeras solamente a la mitad el consumo de alimentos de origen animal.
Para que te hagas una idea: «El volumen de agua contaminada por la cría de cerdos en España en 2015 hubiera bastado para llenar 66 piscinas olímpicas cada día durante un año» (Greenpeace, 2018). Demasiado, ¿verdad?
Podría seguir con el post pero os recomiendo de corazón leer el informa de Proveg, que también podéis encontrar varias pinceladas en una publicación de ayer en la revista Women’s Healh para informaros un poco más sobre este tema que de verdad, ¡es importante!
También te doy acceso a la infografía que publiqué hace unos meses sobre «cómo ser más sostenible en la cocina» por su te puede interesar hacer pequeños cambios.
Nuestra alimentación es una potente herramienta para combatir la emergencia climática. Para quienes están preocupados por reducir su impacto medioambiental, priorizar la proteína vegetal frente a la animal es una de las mejores medidas que se pueden tomar. ¿Te animas a intentarlo?