Por suerte, cada vez existe más información válida y científica sobre este tema y, también cada vez somos más los que nos informamos (o mejor dicho, nos preocupamos); sobre sostenibilidad, y que podemos hacer para aportar nuestro grano de arena a la situación climática que, consciente o inconscientemente, vivimos hoy en día.
Hay muchas formas de ser sostenible y de por tanto, cuidar más nuestro planeta. Una de ellas es, como ya he comentado en post anteriores, en la alimentación y en la cocina. ¿Te apetece saber más al respecto? Pues sigue leyendo.
Hoy quiero profundizar un poco más sobre el efecto positivo de la reducción del consumo de carne y las emisiones de CO2. Pero, ¿sabes que significa la huella de carbono o, emisiones de CO2? Según Ecoterrae, se define como «la totalidad de Gases de Efecto Invernadero (GEI) emitidos directa o indirectamente a la atmósfera por un producto, servicio, organización o evento. Expresada en toneladas de CO2 equivalente, determina la contribución al cambio climático».
Volviendo al tema, ¿sabías que si todos los habitantes de España optáramos por una alimentación vegetariana o vegana, podríamos reducir entre un 53-71% kilos de CO2 eq?
Según El Libro Blanco de la Nutrición en España, la alimentación en nuestro país se caracteriza por: falta de cereales, verduras, frutas y legumbres (a mi parecer, preocupante esto sobre todo por salud); y señala el consumo elevado de grasas animales, carnes procesadas y alimentos/productos con altas cantidades de azúcares (tipo de dieta que produce al día 4,99 kg CO2 eq de emisiones). Según el último informe «Más allá de la carne» de ProVeg, adquiriendo una alimentación más vegetal, sin necesidad de adoptar un patrón alimentario vegetariano o vegano, se podría reducir la emisión de CO2 hasta un 36%.
Para que te hagas una idea más realista, te voy a compartir este estupendo y visual gráfico elaborado por los mismos de Proveg, con opciones para reducir el impacto medioambiental (huella de carbono: CO2), entre los que se encuentra la reducción del consumo de alimentos de origen animal.
En conclusión, está claro que a través de lo que comemos cada día podríamos reducir nuestro impacto individual en el medioambiente (y causar una influencia positiva en nuestro entorno). Podemos decidir si seguir contribuyendo a este tipo de modelos alimentarios o impulsar un cambio hacia una forma de alimentación que respete los recursos del planeta y el bienestar animal, así como el disfrute de una buena salud. ¿Te animas a APRENDER cómo hacerlo acompañado/a?